domingo, 13 de diciembre de 2015

“ EL GRAMÓPHONO DE LA ABUELA ”

Me lo había avisado Enrique Pardo, pero ahora, con menor movilidad, dudo acudir; sin embargo, lo ve anunciado mi hermana Mª Isabel, que constantemente propone hacer cosas… y me animo. En el Teatro Calderón de Madrid, ofrece su Concierto de Navidad este grupo, heterogéneo, como cuenta el presentador, formado por compañeros de universidad amantes de la música al que se han añadido algunas voces femeninas de sus familias. Al revés que en otros eventos similares, se pueden hacer fotos, cantar si apetece e incluso bailar. Son casi dos horas y media de espectáculo, con más de cien intérpretes en el escenario, haciendo un recorrido musical amplísimo por todo tipo de géneros, con unas fantásticas voces, que comienzan cantando Guadalajara; tras ella -no recuerdo con exactitud su orden, solo las escribo a modo de recordatorio- El rey, O sole mio, Caruso, Nessun dorma…Luego, cambian de época y estilo, porque se atreven con Black is black, Hey, Jude... También una parte dedicada a Frank Sinatra con My way y New York, NewYork. Naturalmente, canciones sudamericanas archiconocidas como La flor de la canela,  Amarraditos, Échame a mí la culpa, Alma llanera, cantada por Enrique, Alondras en el bosque (a seis voces); después, Islas Canarias o la incursión que hacen por la copla española. El momento más emotivo para mí surge cuando el presentador habla de una canción -que titulo “Yolanda”- porque ella era la solista; él mira al cielo y la canta con un sentimiento que me encoge el corazón. Otras canciones escuchadas son: Mediterráneo, Y nos dieron dieron las diez, Hijo de la luna, Mujer contra mujer
Al acabar alrededor de sesenta títulos, esto no se termina porque nos regalan además Chica ye-yé entre otras varias más que suponen el colofón.

            







Mis circunstancias vitales hoy no son, ni mucho menos, buenas, por enfermedad.
Pues bien, para mí, estas horas musicales significan una fabulosa inyección de energía para encarar el futuro, de manera que no quiero terminar sin dejar constancia de mi gratitud al grupo por vuestra contribución invisible, pero extraordinaria hacia mi persona.

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