lunes, 4 de julio de 2016

EL “OTRO” TOUR DEL BERNABÉU …
por Laura Ramos y Rafael Gª-Fojeda

… o la Odisea de una Persona de Movilidad Reducida para acceder al Concierto “Plácido en el Alma”
Desde el mes de marzo, que recibimos por parte del Real Madrid el anuncio de que iba a haber un concierto homenaje al gran tenor y madridista Plácido Domingo el 29 de junio, decidimos que no nos lo queríamos perder y nos pusimos en contacto, en primer lugar, con la oficina de Atención al Socio del Real Madrid y en segundo lugar, con la Fundación del Real Madrid, que era quien gestionaba las entradas.
El motivo de ponernos en contacto directamente es que mi marido, Rafael, socio del Real Madrid desde hace más de 50 años y persona de movilidad reducida, ha experimentado un enorme descenso en su movilidad y queríamos asegurarnos de que podíamos conseguir unas entradas lo más accesibles posible.
La persona que nos atendió nos aseguró que no estaba previsto el que hubiera entradas especiales para personas de movilidad reducida, pero que lo hablaría y lo estudiarían para conseguirnos las entradas más adecuadas.
En aquel momento, mi marido se movía con muleta, aunque contemplamos la posibilidad de ir en silla de ruedas y así se lo hicimos saber a esta persona. Desgraciadamente, el día 12 de mayo, tuvieron que operarle de una rotura en la cabeza del fémur, con lo que ahora sí que tiene que desplazarse en silla de ruedas.
Tras varios correos –un total de 10 o 12- de ida y vuelta entre la Fundación y nosotros, nos comunicaron que, efectivamente, nos habían reservado unas entradas idóneas, al lado del pasillo para que pudiéramos acceder fácilmente.
Las entradas son: Puerta 6 – sector 102 – fila 20, asientos 1, 3 y 5.
Cuando llegamos a la Puerta 6, lo primero que nos encontramos son dos escalones irregulares y que hay que acceder por un torno. La persona que está validando los códigos de barras nos dice que por allí no podemos pasar de ninguna manera. Tras un encendido diálogo, aparece un guardia de seguridad, indicándonos que el único medio de acceder en silla de ruedas es que nos dirijamos a la puerta 51… que está “aquí al lado” (sic).
Tras recorrer más de medio estadio por fuera, sorteando miles de espectadores que se dirigen a las 31 puertas de acceso que hay entre la 6 y la 51, empujando la silla de ruedas y rebanando más de una espinilla, nos recibe una señora “de armas tomar”, diciéndonos que nuestras entradas son para acceder por la puerta 6 y que, de ninguna manera, podemos entrar por allí. Además, en el caso de que hubiera algún sitio disponible en aquella zona, solo podría entrar el minusválido con un acompañante; de ninguna forma podría acompañarnos una tercera persona, como era nuestro caso… y el de varias familias que se habían acumulado detrás de nosotros.
Nos negamos en rotundo a movernos de allí mientras no aparezca alguien que nos permita el acceso por donde sea, pues hemos pagado una cantidad respetable por las 3 entradas. En ese momento, aparece un guardia de seguridad asegurando que ya se ha cubierto el aforo en aquella zona y que les podrían denunciar si nos dejaran pasar.
En vista de ello, y ya casi sobre la hora de inicio del espectáculo, volvemos sobre nuestros pasos, empujando la silla y atravesando las riadas de espectadores, y nos “plantamos” nuevamente ante la tan mencionada puerta 6. Y digo “plantamos” literalmente: Habíamos pagado por ver el concierto y nada ni nadie nos lo iba a impedir.
Ante nuestra actitud, uno de los empleados de Prosegur –nuestro ángel de la guarda- nos tomó bajo su protección y llamó a sus jefes, quienes, walkitalki en mano, nos llevaron ¡otra vez! hacia la puerta 51, pero, a mitad de camino, se ve que hablaron con algún superior y nos guiaron a través de las cocinas de la zona VIP para acceder “por la trastienda”. Una vez dentro, y con la silla de ruedas a buen recaudo, nuestro ángel de la guarda llevó en volandas a mi marido por tres tramos de escaleras, bien empinadas y de no menos de 15 peldaños cada uno, más un tramo de pasillo a nuestras localidades. ¡¡¡Por fin!!!
Me parece no solo una falta de sensibilidad absoluta sino una burla cruel vender unas entradas “de fácil acceso a un minusválido” a las que solo se puede acceder a través de: dos escalones + torno + dos escalones + tres tramos de empinadas escaleras, dos de bajada y uno de subida + más pasillo y pequeño escalón-trampa junto al asiento.
Al final del espectáculo, solo tuve que buscar a nuestro particular “guardaespaldas” para que nuevamente ayudara a mi marido a salir a la calle. Si no es por él, aún seguiríamos frente a los tornos del Estadio Bernabéu… Desde aquí, nuestro reconocimiento y agradecimiento hacía él.
Tras tamaña “perfecta” organización, el concierto -más de cuatro horas de música variada- una pasada, hasta tal extremo que casi nos hizo olvidar a Laura, a mi hermana y a mí la tensión acumulada antes y durante el acceso al estadio; fueron más de cuatro horas de música variada sin intermedio que nos encantaron; incluyo el enlace por si apetece escucharlo y verlo.

Después de la fatal experiencia de organización vivida, estoy pensando en hacerme “colchonero”.